La ideología de la Revolución Mexicana.
La ideología de la Revolución Mexicana.
“Éste es un libro acerca de unos campesinos que no querían cambiar y que por eso mismo, hicieron la revolución”1, así sintetizaba John Womack la mentalidad y la ideología de los protagonistas de la revolución sureña. Más adelante, analizando la crisis de la Convención en 1915, Womack señala que “los secretarios sureños no tenían noción de esta crisis, de que se había formado realmente un nuevo régimen, coherente y perdurable [...] de que el peligro para los campesinos de Morelos no estaba en la reacción con la que estaban familiarizados [hacendados], sino en el progreso de la gente de otros lugares”2. El autor caracterizaba a un gran sector de los participantes de la revolución con un profundo arraigo tradicionalista. Siguiendo esta línea de análisis, Analdo Córdova en su obra La ideología de la Revolución Mexicana nos dibuja en perspectiva el conflicto armado enfatizando el proceso en el que está circunscrita la Revolución: el desarrollo del capitalismo. Vista desde este ángulo es posible señalar con más claridad las continuidades con respecto al Porfirismo así como también los cambios que trajo consigo la Revolución delimitando los alcances del movimiento armado y y evaluando el cumplimiento del proyecto que reflejaba en sus discursos.
El desarrollo del capitalismo arrastra consigo dos fenómenos que son la modernización y el modernismo. El primero se relaciona con el proceso de industrialización de México, la maquinización de la producción que implica también un cambio en la sociedad ya que se necesitan consumidores y una nueva organización acorde con los requerimientos de la producción por medio de máquinas. La lógica de esta producción es la del beneficio, la maquinización es una necesidad para producir más, para ganar más. El modernismo es la reacción de la población afectada por la modernización3. Son los valores y visiones que se derivan de la maquinización e industrialización de la sociedad. Según la periodización de Marshall Berman, el fenómeno de la modernización tiene tres etapas, la primera que va del siglo xvi a 1790 que está caracterizada por la incorporación de América a Europa; la que ocupa el siglo xix, que es cuando el público moderno aparece en Europa y se da la división entre modernización y modernismo; y la que afecta al siglo xx, que es cuando el fenómeno se mundializa. Esta distinción es elemental para el estudio de la Revolución Mexicana ya que el desarrollo del capitalismo tiene una dinámica que lo lleva a la destrucción de los valores de su mundo presente, ya sea para construir uno mejor, como se proponía en el siglo xix, como lo proponía Marx, o para dejar sólo destrucción, como se lo propuso el siglo xx, como por ejemplo, Foucault. Hay que notar la propuesta fundamental: el cambio. Cambio que no aceptan todos los revolucionarios.
La Revolución francesa como la Rusa eran pensadas como la inauguración de una nueva época, había una consciencia de modernidad a la que le era peculiar negar su pasado, que acababa de dejar atrás, su intención era formar al nuevo hombre, al ciudadano o al hombre libre, y destruir el Antiguo Régimen. La Revolución Mexicana no sigue ese modelo, sus ideólogos, exceptuando a los Flores Magón, planteaban un reajuste del Antiguo Régimen. Ese reajuste consistía en incorporar las masas al gobierno, en crear una “sociedad de masas”. “No hubo revolución social, ya que esta no se limita a abolir los privilegios de un sistema de relaciones de propiedad y tanto menos a la sustitución de un poder político por otro. Una verdadera revolución social comienza con la forma del poder político y se realiza como tal aboliendo el sistema de propiedad preexistente e instaurando uno nuevo”.4 Parce que en México el fenómeno de modernización ya estaba en marcha pero no sucedía lo mismo con el modernismo, puesto que no había pensadores que fueran capaces de mirar críticamente al capitalismo para formar las ideas de la población. El Porfirismo a diferencia del zarismo o del régimen de los borbones adoleció de críticos.
Los pensadores formados en el régimen porfirista creían que el país sólo podía salir de su atraso económico apelando a la inversión extranjera, “se debía traer la riqueza de afuera por ello penetraron económicamente las potencias imperialistas”5. ¡Qué diferente era el pensamiento revolucionario ruso!, pues sabiendo que se encontraba en un país también atrasado tenía consciencia de las restricciones que imponía el imperialismo:
“Colocados en un callejón sin salida, los civilizadores cierran el camino a los que civilizan. Rusia entró en el camino de la revolución proletaria, no porque su economía fuera la más madura para la transformación socialista, sino porque la economía ya no podía desarrollarse sobre bases capitalistas, la socialización de los medios de producción había llegado a ser la primera condición necesaria para sacar al país de la barbarie: tal es la ley del desarrollo combinado de los países atrasados [...]”6
México no contó con pensadores como Lenin o Trotsky que generaran ideología capaz de crear intereses acordes con las aspiraciones de proletariados y campesinos. “Los ideólogos de la Revolución Mexicana eran la clase media que manipulaba a las masas que no tenían más que intereses locales”7. Esa combinación, de intereses locales y bienestar, fue lo que hizo posible la “revolución populista”.
El capitalismo es un sistema económico que exige la igualdad jurídica de los individuos, con la finalidad de que todos sean capaces de aspirar a la riqueza sin gozar de privilegio legal alguno, valiendo sólo el trabajo del individuo . La igualdad jurídica tropezaba con varios obstáculos que durante el régimen porfirista se fueron formando. El hacendado y el extranjero eran dos de los elementos que mejores beneficios obtenían de un régimen dictatorial que imponía el orden para crear así un Estado en el que existiera certidumbre y seguridad para la inversión, así como disposición para ejercer el monopolio de la fuerza legitima en beneficio de las clases privilegiadas la cuales tenían como objetivo principal sacar al país del atraso en el que se encontraba. El Porfiriato trataba de imponer el progreso beneficiando sólo a las clases privilegiadas.
Los revolucionarios estaban de acuerdo en que se debía salir del atraso económico pero no creían que el régimen de privilegio fuera una opción. Para ellos se necesitaba que todos poseyeran la tierra necesaria para crear campesinos emprendedores y ciudadanos liberados de la tiranía de la comunidad. Así, la lealtad estaría dirigida hacia el Estado y no hacia las localidades. Por esa razón Madero y Carranza estaban de acuerdo en que no se repartiría la tierra para el autoconsumo como querían los zapatistas sino para crear un incentivo para el espíritu emprendedor. Esperaban que cada individuo tuviera las condiciones necesarias para entrar en la competencia de la producción en el mercado. Los campesinos manifestaban de manera clara en el Plan de Ayala que la finalidad del movimiento no era crear un nuevo régimen de propiedad sino “la reconquista de las libertades y la prosperidad y el bienestar”8 que estaban contenidas en la pequeña propiedad. Par recuperar ese pasado perdido y las tierras de las que habían sido despojadas apoyaban la creación de un Estado fuerte en el que
“El gobierno asumió toda la custodia formal de las comunidades rurales. El gobierno federal adoptó el desempeño de un papel formal en ellos, provocaba cambios en las relaciones locales pues la secretaria de Agricultura podía intervenir en los asuntos de los pueblos”9.
El Estado había sido provisto de un poder ilimitado consagrado en la Constitución de 1917 en el articulo 27..
“'La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, corresponde originalmente a la Nación, la cual ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo al propiedad privada
'Las expropiaciones sólo podrán hacerse mediante la utilidad pública y mediante la indemnización.
'La Nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público [...]”10
Pero esta garantía también es incierta* pues la Carta Magna permitía en su artículo 135 su propia modificación. Es aquí cuando se hace evidente “la Constitución pragmática no inspirada por ningún sistema filosófico”11 que evite tales contradicciones. El pacto social que establecía la Constitución no estaba garantizado por nada puesto que era susceptible de ser modificado tan sólo por la acción de los gobernantes, acción impensable en la legislación estadounidense o francesa12 sin previo referéndum que exprese la soberanía de la nación. Nuestra Constitución no obedece a un pacto social de tipo roussoniano como lo pretende nuestro compañero de clase Diego Icaza argumentando que en esta teoría el pueblo puede reformular el pacto cuando lo desee, ya que no es el pueblo quien desea reformar la Constitución sino los gobernantes. Este hecho puede ser comprobado por la Constitución que ahora mismo uso como fuente. Tiene la particularidad de ser publicada en 1936 debido a que
“la Carta Magna de la República, después de 18 años de uso, ha sufrido tal número de reformas y adiciones, que se ameritaba editarla de nuevo bajo un plan que permitiera no solamente poder conservar el texto siempre al día, sino agrupar en el mismo libro que la contuviera todas aquellas leyes importantes derivadas de la misma Constitución y cuya consulta se hace con demasiada frecuencia”13
La legislación mexicana está mal cimentada ya que las leyes que derivan de la Constitución y que en su momento estuvieron acordes con ella en algún momento pueden contradecirla también, puesto que las letras de la Constitución mudan con la misma facilidad con la que lo hacen los gustos de un niño sobre los dibujos animados. Su formato necesita de “hojas substituibles” para “estar al día”.
La Revolución populista permite
“ser radical en materia de reformas sociales porque estas no implicaban peligro alguno para la estructura de clases: buscaba la conciliación de las clases en el marco en el que los sectores urbanos quedaban en la mejor condición. La desigualdad no desaparecía, simplemente adquirió una nueva forma de súbito que legitimó, por obra de las mismas reformas sociales”14
La tardía modernización en México provocó que en los años de revolución el pensamiento modernista no estuviera desarrollado todavía, existía entre la gran mayoría de la población un desconocimiento total acerca de las implicaciones de la industrialización y no había ideólogos que formaran ideas críticas, una consciencia de clase capaz de expresar los intereses de los obreros y los campesinos.
Bibliografía:
Berman, Marshall, Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad, 16 ed., México, Siglo xix, 2006
Constitución Política Mexicana. Con reformas y Adiciones y leyes sobre enseñanza, imprenta, monopolios nacional y extranjería, amparo, bienes nacionales, petróleo, Secretarías de Estado, 2 ed., México, Información Aduanera de México, 1936.
Córdova, Arnaldo, La ideología de la Revolución Mexicana, México, Era, 1973.
Trotsky, León, La revolución traicionada, México, Juan Pablos Editor, 2000.
Womack, Jonh, Zapata y la Revolución Mexicana,13 ed., México, Siglo xix, 1984.
1John Womack, Zapata y la revolución Mexicana, p. xi.
2Ídem, p. 203.
3Marshall Berman, Todo lo sólido se desvanece en el viento, p. 2.
4Arnaldo Córdova, La ideología de la Revolución Mexicana, p. 32.
5Ídem., p. 17.
6León Trotsky, La Revolución Traicionada, p. 13.
7Arnaldo Córdova, Op. Cit. p. 32.
8Ídem., p. 125.
9Jonh womack, Op. Cit., p. 363.
10“Apendice sic Numero sic 1” en , Constitución Política Mexicana. Con reformas y Adiciones y leyes sobre enseñanza, imprenta, monopolios nacional y extranjería, amparo, bienes nacionales, petróleo, Secretarías de Estado, p. 114.
*Los argumentos acerca de la Constitución de 1917 son fruto de las conversaciones con mi amigo Rainer Hurtado Navarro. No obstante la responsabilidad de la exposición de las mismas en este trabajo es totalmente mía.
11Arnaldo Córdova, Op. Cit. p. 26.
12La Constitución francesa actual fue el resultado del referéndum hecho en 1958 por la Quinta República.
13Constitución Política Mexicana... Sin paginación.
14Arnaldo Córdova, Op. Cit., p. 210.
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